En ocasiones se piensa que tareas de contabilidad son efectuadas por contadores con un perfil único. Si bien estos profesionales manejan un conocimiento homogéneo, se especializan en múltiples áreas. Esta diversificación ha permitido que existan diferencias elementales entre varios de los servicios contables. Por ejemplo: no cumplen las mismas funciones un asesor fiscal que uno financiero.
Es relativamente común que las empresas de gran tamaño cuenten con un departamento contable de planta. Pero cuando se trata de pequeñas y medianas empresas es poco frecuente la contratación, como parte de la nómina fija de empleados, de este tipo de profesionales.
Aún cuando se trate de negocios consolidados, la premisa de estas compañías es reducir los gastos al mínimo. Un principio que se aplica de manera más férrea por los emprendedores en etapa inicial. Por ello, la contabilidad corre generalmente por cuenta de los dueños o de los gerentes administrativos. Contratando puntualmente los servicios de terceros para la evaluación y el asesoramiento en determinadas situaciones.
Perfil del asesor fiscal
Como queda claro gracias por su propia denominación, el asesor fiscal tiene como misión primaria liquidar los impuestos de una empresa. También suelen ser contratados estos profesionales por personas naturales con alto flujo de caja. (Deportistas y artistas son dos de los casos más comunes).
Para cumplir con todas sus tareas, los asesores fiscales aplican un enfoque estrictamente legalista. Después de todo, las obligaciones tributarias son siempre precisas. Sus decisiones están basadas en la información contable que tienen a su disposición. (La asesoría contable es otro de los servicios ofrecidos por las firmas o agencias de contabilidad).
Un buen asesor fiscal no necesariamente tiene como función principal que sus clientes paguen menos impuestos. Su trabajo está en optimizar al máximo todas las cargas fiscales. Cumpliendo en todo momento con lo que está establecido dentro el cuerpo de leyes vigentes.
Perfil del asesor financiero
Un asesor fiscal establece pasos a seguir. Por el contrario, los consultores financieros sugieren cuales son los mejores caminos a tomar para que sus clientes aumenten su capital y optimicen los ingresos empresariales. Los fiscalistas deben seguir un marco legal rígido, un conjunto de normas que tienen que hacer cumplir de manera esquemática. Los asesores financieros siguen un enfoque más creativo.
Para el cumplimiento de su misión, estos profesionales se basan en toda la información que tienen disponible de sus clientes. Establecen necesidades financieras a corto, mediano y largo plazo, a partir de un análisis detallado del pasado y del presente. Aplicando un diagnóstico en donde el comportamiento del mercado y de la competencia también tienen un peso específico.
Aunque muchas empresas y grupos inversores comparten rasgos comunes, nunca existirán dos casos exactamente iguales. De ahí que el perfil de estos profesionales debe ser más flexible que el de un asesor fiscal. Además, su éxito está estrechamente relacionado con la capacidad que tengan para prevenir situaciones futuras. Sin caer en la adivinación ni en especulaciones sin base.