Llega noviembre y con él el calendario parece acelerarse. Es momento de cerrar un ciclo económico y de planear el que sigue. El nuevo año está cerca y es momento de decisiones. Para eso, el balance final de año es una fuente de información clave para la mejora.
La presentación de resultados anuales en el Registro Mercantil es una obligación, sí. Pero también es una muestra de todo está en regla y de que se ha cumplido con la normativa vigente. Legalmente todo tiene que cuadrar.
Asimismo, este balance final del año es un resumen de cómo ha resultado la actividad en el negocio. Será buen punto de partida para el análisis y la planificación para el futuro. Por ello, hay que asumir el balance final del año con espíritu crítico y mente abierta: si los números cuadran, será estimulante y motivador. En caso contrario, será la oportunidad para encarar la optimización de la gestión.
¿Cómo hacer el balance final del año?
El balance de las cuentas anuales resume los datos de bienes, deudas y derechos empresariales. Es fundamental tomárselo muy en serio, porque de su veracidad y corrección dependerá el futuro de la empresa. De nada vale mostrar en los papeles que todo está bien si no es así, e balance no servirá de nada, pues no aportará una información útil.
Algunos datos básicos:
- Es preciso registrar la información real. Es útil que los datos puedan compararse con información similar en otros períodos.
- Se calculará la suma total de activos. Se deben considerar todos los activos: los corrientes (dinero en caja, bancos, cuentas por cobrar e inventarios) y los no corrientes (equipos, mobiliario, materiales, maquinarias, terrenos y otros).
- Se procederá de la misma manera con los pasivos: pasivos corrientes (obligaciones bancarias, deudas, acreedores, impuestos) y pasivos no corrientes (créditos y préstamos solicitados).
- El patrimonio también es un dato fundamental. Se calcula a partir del capital invertido y de los beneficios acumulados.
- La suma del pasivo y el total del patrimonio debe ser igual al total de activos.
Es importante dedicar tiempo y atención a este balance y asegurarse de que se realizó correctamente.
La evaluación a partir del análisis del balance final del año
Una vez que el balance está listo, hay que destinar tiempo a evaluar la situación. Se trata de encontrar explicaciones para lo que ocurrió. ¿Las estrategias y herramientas utilizadas han sido eficientes?, ¿se han aprovechado las fortalezas y los recursos?, ¿la gestión empresarial resultó eficiente?, ¿en qué cosas se actuó correctamente, según los objetivos propuestos, y en qué hay que mejorar?
Estas y otras preguntas encontrarán respuesta en el balance final del año. Esta evaluación es tarea de equipo, por ello lo recomendable es abrirla a la participación de todos. El balance final del año es una herramienta clave para la optimización de procesos y de resultados.