Uno de los asuntos que más protagonismo gana en el candelero mediático empresarial últimamente es la llegada a España de las ayudas europeas, el conocido fondo de recuperación ‘Next Generation’, o fondos europeos a secas, y su distribución para hacer llegar estas ayudas de manera directa a las pymes y autónomos, grandes resistentes de los estragos económicos causados por la pandemia en un tejido corporativo español que ha visto de manera evidente cómo ha de ‘europeizarse’ en forma, especialmente, de hacerse digital. La digitalización es uno de los grandes retos de la empresa española, por lo que el proyecto que tienes entre manos deberá adaptarse a ello si quieres optar al éxito futuro.
Los fondos europeos a los que ahora se agarra la empresa española nacieron con el objetivo de apoyar proyectos que cumplan los requisitos impuestos por la Unión Europea, así como los principios de transición ecológica, digital y de reindustrialización. Es decir, que España necesita ser más ecológica, tener presencia online y ganar en industria, pues a la vista ha estado que los países que mejor han resistido una pandemia vírica que podría no ser la última de nuestro tiempo son los que tienen más fuerza industrial, y no se basan tanto en el sector servicios, con tanta dependencia de la presencia física y el desplazamiento geográfico.
Europa mira al futuro y España escucha
La Unión Europea quiere no solo reforzar a las empresas de sus estados miembros para recuperarse de los efectos de la crisis, sino, además, motivar a las mismas para adaptarse a los requerimientos del contexto actual, en el que tan necesarias son las nuevas tecnologías, trabajando el Big Data en el libre mercado europeo, y promoviendo soluciones de Inteligencia Artificial que permitan maximizar beneficios y abordar los retos futuros.
España ha escuchado, y se ha decidido a destinar el 33,3% de los fondos europeos a proyectos que aceleren la transformación de todos los sectores e impulsen la economía digital, pues la digitalización es la llave para resolver problemas estructurales derivados de la falta de crecimiento en productividad, ya que permite ahorrar en tiempo y costes, y aumentar ganancias y eficiencia.
La economía digital representó en 2019 en España solo el 19% del PIB, pero la situación provocada por el Covid-19, con el consiguiente aumento del teletrabajo y las compras y ventas por Internet, es decir, el comercio electrónico, cambiando así radicalmente hábitos de consumo hasta entonces solo representativos de una minoría de españoles y un sector poblacional joven.
En total, se calcula que el montante destinado a proyectos de digitalización sea de 12.000 millones de euros con los que, se espera, se pueda dar un importante acelerón al cambio de tendencias que ya se venía apreciando antes de la pandemia:
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- Tratamiento avanzado de datos, Inteligencia Artificial, robótica y demás soluciones derivadas de las últimas tecnologías aplicadas al mundo laboral.
- Mejora de las cadenas de logística y suministro.
- Ahorro y eficiencia energética.
- Transformación y creación digital de plataformas para el sector servicios, como el turismo, del que tanto seguirá dependiendo España.
- Nuevas formas de restauración.
- Eliminación de la brecha digital.
- Multiplicación de las plataformas de e-commerce.
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