Diferencias entre una resultoría y una consultoría convencional

resultoría

La contratación de consultores ha sido desde siempre motivo de debate en el seno de una compañía. Los gastos que implica la voz de los expertos no siempre resultan amortizados y pueden ser una merma importante en los resultados de cada ejercicio. La resultoría aparece como una superación al servicio de consultoría, dando un soporte permanente a los clientes.

Un consultor puede pedir honorarios en ocasiones excesivamente elevados por ofrecer informes que, si bien pueden dar una perspectiva de la situación, puede que no ofrezcan en sí mismos solución alguna. La resultoría, en cambio, supone una implicación mayor de los expertos para quienes necesitan sus servicios.

Diferencias entre resultoría y consultoría

El nuevo concepto de resultoría surge a partir del poco crédito que muchas consultoras inspiran a las empresas. Se podría decir, para tener una idea más clara, que el trabajo del consultor termina donde el del resultor acaba de empezar. Es decir, la resultoría va más allá del informe empresarial; el especialista de la resultoría se queda junto a sus clientes hasta el final del proyecto.

Los consultores suelen recomendar pasos a seguir, e incluso sugerir una persona capacitada para llevar adelante un proyecto. No obstante, las empresas han comenzado a demandar mayor seguimiento en la aplicación de tal o cual estrategia, derivada de los informes. Allí es donde actúa la resultoría.

¿Qué función cumple un resultor?

El especialista de la resultoría llega a la compañía, evalúa las necesidades del cliente y entra en acción. La confianza y el empuje que transmite un experto en negocios, gerencia, administración de empresas, entre otros temas, puede ser fundamental para la gestión empresarial.

El resultor puede estar dispuesto a apostar sus propios honorarios al éxito de tal o cual concepto. En su afán de acertar en sus acciones, trabaja codo a codo con la gerencia, dueños y empleados. Si es necesario, se implica en el management él mismo, hasta lograr los resultados pautados.

Un resultor de trayectoria cuenta con una trayectoria de victorias y derrotas tanto o más valioso que los estudios académicos cuyos diplomas cuelga en su oficina. La contratación del servicio de una resultoría implica estar dispuestos a escuchar críticas por parte del resultor. Un resultor no puede permitirse el silencio ante lo que le parece una mala idea. Al contrario, su reputación completa depende de su habilidad a la hora de señalar errores en la empresa. Es por ello que debe existir cierta afinidad entre el resultor y el dueño o gerente del negocio.

En conclusión

  • La resultoría juega un papel fundamental situaciones complejas de las empresas: son expertos en planificar “rescates”.
  • La resultoría es ideal a la hora de desarrollar un proyecto nuevo.
  • La resultoría logra re-estructurar o adecuar una empresa en base a políticas de crecimiento. Las mejoras se podrán apreciar de inmediato.

La resultoría, como lo sugiere su nombre, se enfoca en garantizar resultados favorables para sus clientes.